ENTREVISTA DE EQUO A MAR TORNERO,
JARDINERA URBANA
A
veces, al fijarnos en los miembros de un
equipo de jardinería trabajando en el mantenimiento de los parques y jardines
de nuestra ciudad, llama la atención la presencia entre ellos de una imagen
femenina, algo poco habitual, pues no tenemos costumbre de ver a mujeres
desempeñando esta función, tradicionalmente reservada a los hombres.
En
una ocasión, cuando estaba realizando su trabajo, se le acercó una señora, muy
sonriente, y le dijo; “Oh, mira, ¡qué bonica, con esa máquina!” a lo que ella
le respondió: “Qué bonica, no, señora; qué profesional”
Mar
es jardinera por vocación, por herencia y por influencia. La genética siempre
ha sido un importante y decisivo factor en una temprana afición que para ella
suponía un espacio de ocio y de recreo al que las mujeres de su familia, que le
transmitieron el “amor al verde” la inclinaron.
M.- Mi casa parecía un invernadero por
dentro y un vergel en los espacios exteriores. En mi familia me mostraron
siempre el goce y disfrute de los espacios verdes, tanto urbanos como
naturales. Árboles, arbustos, flores… paisajes vivos y cambiantes han formado
parte de mi niñez y mi juventud. El amor por lo vegetal fue lo que me dirigió e
inició en la jardinería como profesión.
E.- Sin embargo, tu orientación profesional no fue la jardinería,
inicialmente, ¿no es así?
M. Así es. Mi formación fue empresarial
y administrativa. Y en ese campo comenzó mi experiencia profesional, hasta que
en una de las varias crisis que nos ha tocado vivir, me encontré en el paro y
consideré que era un momento ideal para cambiar el rumbo de mi vida laboral,
pero al estar mi formación académica
dirigida a otros asuntos, tuve que formarme, con cuarenta años ya cumplidos, a
través de unos cursos que ofrecía el SEF, muy completos, y eminentemente
prácticos.
E.- ¡Menudo giro diste a
tu vida!
M.- No supuso un cambio demasiado
brusco. Yo tenía conocimientos, ya que en mi tiempo libre mantenía una finca
agrícola de mi propiedad… casi diez mil
metros cuadrados en los que me dedicaba al cultivo de frutales, al trabajo en
el huerto y a los jardines… así que estaba plenamente familiarizada con la
maquinaria y las herramientas necesarias, la utilización de abonos, la gestión
de arboleda… me sentía preparada para desarrollar labores de jardinería a nivel
profesional. Además, con la intención de mejorar el currículo y completar
conocimientos, realicé otros cursos que ofrece el Centro Integrado de Formación
y Experiencias Agrarias de Torre Pacheco.
E.- Como mujer, supongo
que te habrá costado mucho trabajo abrirte camino en este mundo.
M.- Pues sí. Como mujer, tuve unas
cuantas dificultades para introducirme profesionalmente. Vivimos en una región
en la que aún no está muy asumido que una mujer se dedique a esta profesión,
tradicionalmente desarrollada por hombres. Somos muy pocas las que nos lanzamos
a hacer de esta labor nuestro medio de vida. Me encontré con empresarios que me
negaban la oportunidad de trabajar para ellos al considerarme incapacitada
físicamente. Finalmente un empresario de
la ciudad de Murcia, dedicado al diseño de jardines, contó conmigo de manera esporádica para la
implantación de sus diseños. Hasta que
me llamaron del Ayuntamiento de Cartagena, a través del SEF, ofreciéndome un
contrato de 6 meses para Parques Y Jardines.
Al finalizar el mismo me encontré con el escoyo de que la empresa de la
Contrata no contaba con mujeres para su plantilla. Aquí fue donde sí que me rebelé como
mujer. ¡Es una larga historia que podemos
dejar para otro día! El caso es que
acabé siendo la única mujer en el Servicio de Parques y Jardines de Cartagena con
la anterior contrata, y creo que dejé la puerta abierta para que entraran otras. Actualmente somos dos, y parece que la nueva
contrata mantiene la intención de que seamos más. Creo
que sigue siendo complicado para una mujer dedicarse a esta profesión en una
región tan conservadora como la Región de Murcia, sigue siendo un mundo muy masculinizado y que
mantiene muchos prejuicios sobre nuestras capacidades. Es la propia mujer muchas veces la que se
autolimita. No ha sido fácil, creo que
he tenido que pelear y demostrar mucho para que se valore tanto mi compromiso
con la jardinería como mi valía para realizarla.
E.- En la actual situación de emergencia
climática que estamos viviendo ¿crees que las ciudades de nuestro país, y en
concreto, la ciudad de Cartagena, está estructurada para combatir esta
situación? ¿Consideras, desde la perspectiva verde, que es la nuestra una
ciudad amable para habitar?
M.- No, en absoluto se ha
tomado en serio la emergencia climática en nuestro país. En la gran mayoría de ciudades se sigue
realizando una jardinería que no es respetuosa con el medio ambiente. Se siguen utilizando abonos químicos,
productos fitosanitarios y herbicidas.
Aunque hay una normativa europea para eliminarlos, no existen
prácticamente iniciativas encaminadas a rediseñar los modelos tradicionales de
mantenimiento de jardines, de ornamentación o de plantación. Creo que la jardinería, como todo, se ha
visto afectada por esta manera general de actuar, buscando más lo inmediato, lo
fácil, lo barato, lo cómodo, lo aparente…
En los últimos años se han creado jardines sin ni siquiera preparar los
terrenos. No tienes más que escarbar un
poco bajo la superficie de cualquier jardín de los nuevos y comprobar que están
llenos de escombros bajo una superficie fina de tierra vegetal. En un terreno así es imposible una buena
salud de la arboleda y de los diferentes arbustos que supuestamente adornan
nuestras ciudades. No se hace con una
previsión adecuada, ni amor por la jardinería.
Se busca un resultado que a la larga es efímero. Tampoco se invierte de manera comprometida en
el mantenimiento de los espacios verdes, creo que hay una actitud de desprecio
hacia la profesión, sin contar en absoluto con la importancia que tiene un
adecuado mantenimiento.
E - ¿Puede ofrecer la programación del trabajo de jardinería una
alternativa racional a la hora de paliar los efectos del cambio climático en
una ciudad mediterránea como Cartagena?
M.- Creo que sí. Es
importante estudiar qué tipo de especies son las adecuadas, ateniéndonos a las
necesidades de cada una y las limitaciones que nuestros suelos y climas nos
imponen, tratando de paliar éstas, con mejoras en el suelo y optimizando los
riegos. Esto es algo que no siempre se
tiene en cuenta, y así nos encontramos con fracasos de árboles secos, pobreza
arbustiva, gasto innecesario en plantas de temporada, céspedes inadecuados para
nuestro clima, etc. También es necesario
contar con personal cualificado, con conocimientos suficientes para abordar las
labores de mantenimiento necesarias, y sin interponer siempre las exigencias de
“imagen”, de “urgencia”, y hasta de “precariedad”. Un Ayuntamiento que no invierte lo suficiente
en recursos materiales y humanos en algo tan necesario como los espacios verdes
sostenibles, siempre tendrá una jardinería mediocre y que desde luego no
ofrecerá soluciones medioambientales.
E.- ¿Cuál es tu opinión sobre la centralización del ornato vegetal en
nuestro municipio, es decir, sobre la diferencia entre el cuidado de jardines
en el centro y en los barrios y diputaciones cartageneros?
M.- Mi opinión es clara: desde del consistorio se ha
priorizado la imagen hacia el que viene de fuera y hacia el que tiene más poder
adquisitivo, e incluso hacia algo tan poco confesable como adornar las zonas de
paso de algunos responsables políticos.
Imagen, imagen e imagen. Poner bonita la parte de la ciudad que interesa
de cara a la galería, y abandonar la periferia ha sido algo sostenido en el
tiempo.
E.- ¿Consideras proporcionado el gasto que se lleva a cabo cíclicamente
en plantar y desplantar en relación a los resultados?
M.- A ver… pretender
que una ciudad luzca floreada sin invertir en el mantenimiento adecuado, no es
ni razonable, ni exitoso, ni proporcionado.
Tampoco el abuso de planta de temporada.
E.- ¿Árboles, arbustos, flores...? ¿Cuál sería la prioridad en un entorno
urbanístico como el nuestro?
M.- Claramente árboles y arbustos. Y puntualmente flores. La mayoría de las plantas de flor tienen
unas exigencias hídricas y de mano de obra dedicada al mantenimiento que no son
sostenibles. Pero desde el consistorio han apostado por la floritura en
detrimento de una jardinería de calidad.
E.- Cada vez que se podan árboles, como, por ejemplo, cuando se hizo
recientemente en la calle Ángel Bruna, se oyen, enfrentadas, las voces a favor
y en contra. Como profesional de la jardinería, ¿cuál es tu opinión sobre el
tema de Ángel Bruna, sobre los cambios, años atrás, en la Alameda, sobre los
casos de árboles con raíces invasoras que destrozan el asfalto...?
M.- La gestión de la arboleda en una ciudad no es cualquier
cosa. Es necesario e imprescindible que
cuando se acometen acciones de plantación o se proyectan alineaciones de
arboleda en calles y avenidas se tengan en cuenta muchos factores, sobre todo
técnicos. No siempre se ha hecho. Plantar árboles de gran porte a 30 cm de la
acera es un disparate que han pretendido solucionar recortándolos y haciéndolos
parecer piruletas, algo que es un maltrato al árbol que genera otros problemas
por debilitamiento. Desconozco quién o quiénes tomaron la decisión de hacer
esas plantaciones. Sobre la Alameda, ha sido necesaria la tala de algunos
ejemplares que presentaban pudriciones o riesgo de caída. Pero esto es algo que ocurre en todas las
ciudades; el árbol es un ser vivo, sometido a un ambiente que no siempre
favorece su salud, y con una vida concreta. La tala de algunos ejemplares no
tiene por qué ser un problema si se hace de manera estudiada y siendo personal
completamente cualificado quien toma las decisiones. A veces incluso se antepone la seguridad
ciudadana, ante el peligro de caídas que pueden provocar graves
accidentes. Otra cosa es que se talen
indiscriminadamente y no se repongan, que también ha ocurrido.
Las raíces que levantan aceras y asfaltos suele ser un
problema, efectivamente, de difícil solución.
Personalmente no le daría mayor importancia, salvo la absolutamente
necesaria a la hora de proyectar qué tipo de especie es la adecuada para cada
sitio, teniendo en cuenta no sólo el desarrollo aéreo, sino también el
desarrollo radicular. Y esto es algo que parece tampoco se ha tenido en cuenta
siempre.
E.- Está claro que nuestro ayuntamiento apuesta por las palmeras frente a
otro tipo de arbolado ¿Lo consideras lógico?
M.- Tiene la lógica de lo fácil… Sobre todo, un tipo de palmera que no es
atacado por esa plaga de Picudo Rojo que ha acabado con miles de palmeras
Canariensis y Datileras en todo el mediterráneo. Son palmeras de crecimiento
rápido la palmera Whasingtonia, cuyas raíces no provocan levantamiento de
aceras y asfaltos, vistosas, y que no dan problemas, cuyo mantenimiento se
limita a la poda una vez al año.
E.- Otra pregunta es acerca de las casas que hay entre José María de
Lapuerta y B° Peral, con las moreras de las aceras: la gente protesta por las
moras que caen, que ensucian y hacen resbalar.
M.- Existen moreras que no dan fruto, idóneas para zonas urbanas. Esto es algo que antes no se tenía en cuenta,
no obstante puede solucionarse siendo injertadas, ya se ha hecho con éxito en
otras ciudades. Para ello el Ayuntamiento tiene que tener voluntad de hacerlo…
E.- ¿Y qué puedes decirnos sobre los proyectos de corredores verdes
urbanos para trabajar contra el cambio climático?
M.- Pues que ojalá este Ayuntamiento se tomara lo
suficientemente en serio el desarrollo de estos corredores con vistas a un
futuro más verde para nuestra ciudad.
Las ciudades del futuro más cercano tienen que contar con ellos, para
ofrecer calidad de vida a sus ciudadanos y contribuir a compensar el impacto
negativo de la polución en el medio ambiente. Las plantas son los organismos
vivos que limpian nuestras miserias… Y
no lo estamos tomando con la suficiente importancia y seriedad.
E.- Para una planificación de los espacios verdes urbanos, en el término
municipal de Cartagena, ¿qué tipo de arbolado, de arbustos, de flores,
considerarías apropiado?
M.- Por supuesto, la vegetación mediterránea, que tiene una
gran riqueza vegetal, que además de pinos, acacias, olivos, moreras, quercus,
jacarandas, aladiernos, laurel,
lentiscos, madroños, sabinas, aromáticas, adelfas, jaras, buganvillas..., podemos utilizar plantas
crasas, de escasas necesidades hídricas.
A veces se trata de innovar introduciendo variedades, pero no algunas
que aquí es imposible que funcionen, como haber puesto Ginkgo Biloba en la
Plaza de España… Están tal cual se plantaron cuando se reformó la plaza,
malviviendo y con aspecto denigrante.
Hay una cosa que también los ciudadanos tienen que aprender,
y es que la arboleda ensucia las aceras: con hojas, con flores… No podemos estar quejándonos de que la acera
se nos llena de hojas, o que una jacaranda o una tipuana nos la ensucia cuando
le cae la flor, o un pino cuando suelta la pinaza. He escuchado estas quejas
continuamente, y no tiene sentido. Es el
propio ciudadano el que a veces no valora la importancia de tener un árbol
enfrente de su casa, porque ensucia, y es inviable mantener impoluta la ciudad,
libre de restos vegetales naturales que dependiendo de cada época será más
molesto o menos. También hay que aprender a convivir con estos inconvenientes,
siempre y cuando no sea dejadez de los servicios municipales,
evidentemente.
E.- ¿Qué propuestas de actividades se te ocurren para llevar a cabo en
colegios y asociaciones de vecinos, para concienciar y colaborar en la puesta
en marcha de una Cartagena verde?
M.- Además del “amor al verde”, a través de actividades que
les lleven a conocer de primera mano las diferentes especies: cómo funcionan,
transmitirles la vida de un jardín o un parque, mostrándoles los cambios
estacionales, crecimiento, comportamiento, necesidades, etc…, con rutas verdes urbanas, las actividades de
plantación son inequívocamente muy eficaces.
Cuando plantas un árbol, ese árbol va a ser para ti siempre. He visto niños y niñas que lo sienten como
algo suyo después de haber hecho el trabajo de plantación. También es necesaria una labor de
concienciación del cuidado. Son seres
vivos que sufren las agresiones. Sigue
existiendo mucho vandalismo, muy poco respeto por esos seres vivos verdes que
necesitamos para mantener la vida. Y
especialmente, una de las actividades que yo haría de manera continuada es la
recogida de residuos no orgánicos… Tenemos un problema enorme de abandono en
zonas verdes de botellas, plásticos de todo tipo, papeles, cartones y demás,
que se tiran sin miramiento y sin conciencia alguna.
Todo esto, creo, tendría que abordarse desde
los centros escolares. Hay que educar para mantener una relación de absoluto
respeto con el medio ambiente.
E.- Pues podríamos preguntarte muchas cosas más,
pero creo que podemos esperar a una segunda ocasión, porque solamente con lo
que nos has dicho hoy, ya tenemos materia suficiente para la reflexión. Muchas
gracias Mar, por tu colaboración, y felicidades por la inmensa suerte que
tienes por poder trabajar en algo que te apasiona.
*Las fotos utilizadas para ilustrar esta entrevista pertenecen a la colección de Equo Cartagena y a la colección privada de Pepa Martínez.