sábado, 23 de noviembre de 2019

JARDINERA POR VOCACIÓN

ENTREVISTA DE EQUO A MAR TORNERO, 
JARDINERA URBANA


A veces, al fijarnos en los miembros  de un equipo de jardinería trabajando en el mantenimiento de los parques y jardines de nuestra ciudad, llama la atención la presencia entre ellos de una imagen femenina, algo poco habitual, pues no tenemos costumbre de ver a mujeres desempeñando esta función, tradicionalmente reservada a los hombres.
En una ocasión, cuando estaba realizando su trabajo, se le acercó una señora, muy sonriente, y le dijo; “Oh, mira, ¡qué bonica, con esa máquina!” a lo que ella le respondió: “Qué bonica, no, señora; qué profesional”
Mar es jardinera por vocación, por herencia y por influencia. La genética siempre ha sido un importante y decisivo factor en una temprana afición que para ella suponía un espacio de ocio y de recreo al que las mujeres de su familia, que le transmitieron el “amor al verde” la inclinaron.


M.- Mi casa parecía un invernadero por dentro y un vergel en los espacios exteriores. En mi familia me mostraron siempre el goce y disfrute de los espacios verdes, tanto urbanos como naturales. Árboles, arbustos, flores… paisajes vivos y cambiantes han formado parte de mi niñez y mi juventud. El amor por lo vegetal fue lo que me dirigió e inició en la jardinería como profesión.

E.- Sin embargo, tu orientación profesional no fue la jardinería, inicialmente, ¿no es así?
M. Así es. Mi formación fue empresarial y administrativa. Y en ese campo comenzó mi experiencia profesional, hasta que en una de las varias crisis que nos ha tocado vivir, me encontré en el paro y consideré que era un momento ideal para cambiar el rumbo de mi vida laboral, pero  al estar mi formación académica dirigida a otros asuntos, tuve que formarme, con cuarenta años ya cumplidos, a través de unos cursos que ofrecía el SEF, muy completos, y eminentemente prácticos.

E.- ¡Menudo giro diste a tu vida!
M.- No supuso un cambio demasiado brusco. Yo tenía conocimientos, ya que en mi tiempo libre mantenía una finca agrícola de mi propiedad…  casi diez mil metros cuadrados en los que me dedicaba al cultivo de frutales, al trabajo en el huerto y a los jardines… así que estaba plenamente familiarizada con la maquinaria y las herramientas necesarias, la utilización de abonos, la gestión de arboleda… me sentía preparada para desarrollar labores de jardinería a nivel profesional. Además, con la intención de mejorar el currículo y completar conocimientos, realicé otros cursos que ofrece el Centro Integrado de Formación y Experiencias Agrarias de Torre Pacheco.


E.- Como mujer, supongo que te habrá costado mucho trabajo abrirte camino en este mundo.
M.- Pues sí. Como mujer, tuve unas cuantas dificultades para introducirme profesionalmente. Vivimos en una región en la que aún no está muy asumido que una mujer se dedique a esta profesión, tradicionalmente desarrollada por hombres. Somos muy pocas las que nos lanzamos a hacer de esta labor nuestro medio de vida. Me encontré con empresarios que me negaban la oportunidad de trabajar para ellos al considerarme incapacitada físicamente.  Finalmente un empresario de la ciudad de Murcia, dedicado al diseño de jardines,  contó conmigo de manera esporádica para la implantación de sus diseños.  Hasta que me llamaron del Ayuntamiento de Cartagena, a través del SEF, ofreciéndome un contrato de 6 meses para Parques Y Jardines.  Al finalizar el mismo me encontré con el escoyo de que la empresa de la Contrata no contaba con mujeres para su plantilla.   Aquí fue donde sí que me rebelé como mujer.  ¡Es una larga historia que podemos dejar para otro día!  El caso es que acabé siendo la única mujer en el Servicio de Parques y Jardines de Cartagena con la anterior contrata, y creo que dejé la puerta abierta para que entraran otras.   Actualmente somos dos, y parece que la nueva contrata mantiene la intención de que seamos más.   Creo que sigue siendo complicado para una mujer dedicarse a esta profesión en una región tan conservadora como la Región de Murcia,  sigue siendo un mundo muy masculinizado y que mantiene muchos prejuicios sobre nuestras capacidades.  Es la propia mujer muchas veces la que se autolimita.  No ha sido fácil, creo que he tenido que pelear y demostrar mucho para que se valore tanto mi compromiso con la jardinería como mi valía para realizarla. 


E.- En la actual situación de emergencia climática que estamos viviendo ¿crees que las ciudades de nuestro país, y en concreto, la ciudad de Cartagena, está estructurada para combatir esta situación? ¿Consideras, desde la perspectiva verde, que es la nuestra una ciudad amable para habitar?
M.- No, en absoluto se ha tomado en serio la emergencia climática en nuestro país.  En la gran mayoría de ciudades se sigue realizando una jardinería que no es respetuosa con el medio ambiente.  Se siguen utilizando abonos químicos, productos fitosanitarios y herbicidas.   Aunque hay una normativa europea para eliminarlos, no existen prácticamente iniciativas encaminadas a rediseñar los modelos tradicionales de mantenimiento de jardines, de ornamentación o de plantación.  Creo que la jardinería, como todo, se ha visto afectada por esta manera general de actuar, buscando más lo inmediato, lo fácil, lo barato, lo cómodo, lo aparente…  En los últimos años se han creado jardines sin ni siquiera preparar los terrenos.   No tienes más que escarbar un poco bajo la superficie de cualquier jardín de los nuevos y comprobar que están llenos de escombros bajo una superficie fina de tierra vegetal.   En un terreno así es imposible una buena salud de la arboleda y de los diferentes arbustos que supuestamente adornan nuestras ciudades.   No se hace con una previsión adecuada, ni amor por la jardinería.  Se busca un resultado que a la larga es efímero.  Tampoco se invierte de manera comprometida en el mantenimiento de los espacios verdes, creo que hay una actitud de desprecio hacia la profesión, sin contar en absoluto con la importancia que tiene un adecuado mantenimiento. 


E - ¿Puede ofrecer la programación del trabajo de jardinería una alternativa racional a la hora de paliar los efectos del cambio climático en una ciudad mediterránea como Cartagena?

M.- Creo que sí.  Es importante estudiar qué tipo de especies son las adecuadas, ateniéndonos a las necesidades de cada una y las limitaciones que nuestros suelos y climas nos imponen, tratando de paliar éstas, con mejoras en el suelo y optimizando los riegos.  Esto es algo que no siempre se tiene en cuenta, y así nos encontramos con fracasos de árboles secos, pobreza arbustiva, gasto innecesario en plantas de temporada, céspedes inadecuados para nuestro clima, etc.  También es necesario contar con personal cualificado, con conocimientos suficientes para abordar las labores de mantenimiento necesarias, y sin interponer siempre las exigencias de “imagen”, de “urgencia”, y hasta de “precariedad”.  Un Ayuntamiento que no invierte lo suficiente en recursos materiales y humanos en algo tan necesario como los espacios verdes sostenibles, siempre tendrá una jardinería mediocre y que desde luego no ofrecerá soluciones medioambientales.   


E.- ¿Cuál es tu opinión sobre la centralización del ornato vegetal en nuestro municipio, es decir, sobre la diferencia entre el cuidado de jardines en el centro y en los barrios y diputaciones cartageneros?

M.- Mi opinión es clara: desde del consistorio se ha priorizado la imagen hacia el que viene de fuera y hacia el que tiene más poder adquisitivo, e incluso hacia algo tan poco confesable como adornar las zonas de paso de algunos responsables políticos.  Imagen, imagen e imagen. Poner bonita la parte de la ciudad que interesa de cara a la galería, y abandonar la periferia ha sido algo sostenido en el tiempo.  


E.- ¿Consideras proporcionado el gasto que se lleva a cabo cíclicamente en plantar y desplantar en relación a los resultados?

M.- A ver…  pretender que una ciudad luzca floreada sin invertir en el mantenimiento adecuado, no es ni razonable, ni exitoso, ni proporcionado.  Tampoco el abuso de planta de temporada.


E.- ¿Árboles, arbustos, flores...? ¿Cuál sería la prioridad en un entorno urbanístico como el nuestro?

M.- Claramente árboles y arbustos.  Y puntualmente flores.   La mayoría de las plantas de flor tienen unas exigencias hídricas y de mano de obra dedicada al mantenimiento que no son sostenibles. Pero desde el consistorio han apostado por la floritura en detrimento de una jardinería de calidad. 

E.- Cada vez que se podan árboles, como, por ejemplo, cuando se hizo recientemente en la calle Ángel Bruna, se oyen, enfrentadas, las voces a favor y en contra. Como profesional de la jardinería, ¿cuál es tu opinión sobre el tema de Ángel Bruna, sobre los cambios, años atrás, en la Alameda, sobre los casos de árboles con raíces invasoras que destrozan el asfalto...?

M.- La gestión de la arboleda en una ciudad no es cualquier cosa.  Es necesario e imprescindible que cuando se acometen acciones de plantación o se proyectan alineaciones de arboleda en calles y avenidas se tengan en cuenta muchos factores, sobre todo técnicos.  No siempre se ha hecho.   Plantar árboles de gran porte a 30 cm de la acera es un disparate que han pretendido solucionar recortándolos y haciéndolos parecer piruletas, algo que es un maltrato al árbol que genera otros problemas por debilitamiento. Desconozco quién o quiénes tomaron la decisión de hacer esas plantaciones. Sobre la Alameda, ha sido necesaria la tala de algunos ejemplares que presentaban pudriciones o riesgo de caída.  Pero esto es algo que ocurre en todas las ciudades; el árbol es un ser vivo, sometido a un ambiente que no siempre favorece su salud, y con una vida concreta. La tala de algunos ejemplares no tiene por qué ser un problema si se hace de manera estudiada y siendo personal completamente cualificado quien toma las decisiones.   A veces incluso se antepone la seguridad ciudadana, ante el peligro de caídas que pueden provocar graves accidentes.  Otra cosa es que se talen indiscriminadamente y no se repongan, que también ha ocurrido.
Las raíces que levantan aceras y asfaltos suele ser un problema, efectivamente, de difícil solución.  Personalmente no le daría mayor importancia, salvo la absolutamente necesaria a la hora de proyectar qué tipo de especie es la adecuada para cada sitio, teniendo en cuenta no sólo el desarrollo aéreo, sino también el desarrollo radicular. Y esto es algo que parece tampoco se ha tenido en cuenta siempre.        


E.- Está claro que nuestro ayuntamiento apuesta por las palmeras frente a otro tipo de arbolado ¿Lo consideras lógico?

M.- Tiene la lógica de lo fácil…  Sobre todo, un tipo de palmera que no es atacado por esa plaga de Picudo Rojo que ha acabado con miles de palmeras Canariensis y Datileras en todo el mediterráneo. Son palmeras de crecimiento rápido la palmera Whasingtonia, cuyas raíces no provocan levantamiento de aceras y asfaltos, vistosas, y que no dan problemas, cuyo mantenimiento se limita a la poda una vez al año.   
   

E.- Otra pregunta es acerca de las casas que hay entre José María de Lapuerta y B° Peral, con las moreras de las aceras: la gente protesta por las moras que caen, que ensucian y hacen resbalar.

M.- Existen moreras que no dan fruto,  idóneas para zonas urbanas.  Esto es algo que antes no se tenía en cuenta, no obstante puede solucionarse siendo injertadas, ya se ha hecho con éxito en otras ciudades. Para ello el Ayuntamiento tiene que tener voluntad de hacerlo…

E.- ¿Y qué puedes decirnos sobre los proyectos de corredores verdes urbanos para trabajar contra el cambio climático?

M.- Pues que ojalá este Ayuntamiento se tomara lo suficientemente en serio el desarrollo de estos corredores con vistas a un futuro más verde para nuestra ciudad.  Las ciudades del futuro más cercano tienen que contar con ellos, para ofrecer calidad de vida a sus ciudadanos y contribuir a compensar el impacto negativo de la polución en el medio ambiente. Las plantas son los organismos vivos que limpian nuestras miserias…  Y no lo estamos tomando con la suficiente importancia y seriedad. 


E.- Para una planificación de los espacios verdes urbanos, en el término municipal de Cartagena, ¿qué tipo de arbolado, de arbustos, de flores, considerarías apropiado?

M.- Por supuesto, la vegetación mediterránea, que tiene una gran riqueza vegetal, que además de pinos, acacias, olivos, moreras, quercus, jacarandas, aladiernos, laurel,  lentiscos, madroños, sabinas, aromáticas, adelfas,  jaras, buganvillas..., podemos utilizar plantas crasas, de escasas necesidades hídricas.    A veces se trata de innovar introduciendo variedades, pero no algunas que aquí es imposible que funcionen, como haber puesto Ginkgo Biloba en la Plaza de España… Están tal cual se plantaron cuando se reformó la plaza, malviviendo y con aspecto denigrante.    
Hay una cosa que también los ciudadanos tienen que aprender, y es que la arboleda ensucia las aceras: con hojas, con flores…   No podemos estar quejándonos de que la acera se nos llena de hojas, o que una jacaranda o una tipuana nos la ensucia cuando le cae la flor, o un pino cuando suelta la pinaza. He escuchado estas quejas continuamente, y no tiene sentido.  Es el propio ciudadano el que a veces no valora la importancia de tener un árbol enfrente de su casa, porque ensucia, y es inviable mantener impoluta la ciudad, libre de restos vegetales naturales que dependiendo de cada época será más molesto o menos. También hay que aprender a convivir con estos inconvenientes, siempre y cuando no sea dejadez de los servicios municipales, evidentemente. 



E.- ¿Qué propuestas de actividades se te ocurren para llevar a cabo en colegios y asociaciones de vecinos, para concienciar y colaborar en la puesta en marcha de una Cartagena verde?

M.- Además del “amor al verde”, a través de actividades que les lleven a conocer de primera mano las diferentes especies: cómo funcionan, transmitirles la vida de un jardín o un parque, mostrándoles los cambios estacionales, crecimiento, comportamiento, necesidades, etc…,  con rutas verdes urbanas, las actividades de plantación son inequívocamente muy eficaces.  Cuando plantas un árbol, ese árbol va a ser para ti siempre.   He visto niños y niñas que lo sienten como algo suyo después de haber hecho el trabajo de plantación.   También es necesaria una labor de concienciación del cuidado.  Son seres vivos que sufren las agresiones.  Sigue existiendo mucho vandalismo, muy poco respeto por esos seres vivos verdes que necesitamos para mantener la vida.  Y especialmente, una de las actividades que yo haría de manera continuada es la recogida de residuos no orgánicos…   Tenemos un problema enorme de abandono en zonas verdes de botellas, plásticos de todo tipo, papeles, cartones y demás, que se tiran sin miramiento y sin conciencia alguna.
Todo esto, creo, tendría que abordarse desde los centros escolares. Hay que educar para mantener una relación de absoluto respeto con el medio ambiente.

E.- Pues podríamos preguntarte muchas cosas más, pero creo que podemos esperar a una segunda ocasión, porque solamente con lo que nos has dicho hoy, ya tenemos materia suficiente para la reflexión. Muchas gracias Mar, por tu colaboración, y felicidades por la inmensa suerte que tienes por poder trabajar en algo que te apasiona.

*Las fotos utilizadas para ilustrar esta entrevista pertenecen a la colección de Equo Cartagena y a la colección privada de Pepa Martínez.


viernes, 18 de octubre de 2019

SALVEMOS EL MAR MENOR


Tras la publicación de la entrevista con Francisco Ruiz Salmerón, profesor tutor del grupo de alumnos/as de La Asomada que llevó a cabo el trabajo “El
Mar Menor de los niños/as”, procedía haber profundizado sobre ese proyecto, sobre las propuestas que esos chavales y chavalas de Primaria planteaban para
salvar el Mar Menor. Pero algo ocurrió que hizo que retrasáramos la publicación: La DANA del día 12 de septiembre  fue el detonante para descubrirnos que nuestra albufera estaba mucho peor de lo que pensábamos; la enfermedad había llegado a unos grados terribles de gravedad, y a lo largo de estas semanas hemos asistido, con enorme sensación de impotencia, al descubrimiento de una dolencia cuyos síntomas habían permanecido bastante enmascarados y
se han manifestado, a lo largo de más de un mes, en toda su crudeza.


El Mar Menor se muere ¿Qué podemos hacer para salvarlo? ¿Serían viables las propuestas de salvación hechas por
estas criaturas? ¿O está, por el contrario, todo perdido?
La finalidad de este blog no es denunciar, sino dar a conocer propuestas en positivo. Por eso hemos
permanecido en silencio durante este tiempo, porque no queríamos dejarnos llevar por el desánimo a la hora de redactar este artículo. Es por esta razón
por lo que nos vamos a quedar con lo mucho de positivo que de estas tristes jornadas podemos sacar.

I: Solidaridad: La inestimable lección de solidaridad que hemos recibido por
parte de bomberos, personal de Protección Civil, vecinos y vecinas que se han volcado en ayudar a las personas afectadas, e incluso a los animales que habían quedado
atrapados en lugares de difícil acceso; jóvenes que tras su jornada de estudio o de trabajo acudieron a las localidades más perjudicadas por la avalancha de barro para limpiar los efectos de la riada, y que permanecieron trabajando
hasta la extenuación mientras mostraban su cara más amable y animosa; familias generosas que se volcaron en proporcionar alimentos, ropas o enseres a quienes lo habían perdido casi todo; personas que
ofrecieron sus vehículos para transportar las donaciones; voluntarios y voluntarias que acudieron a preparar comidas para afectados/as o para
voluntarios/as que se encontraban trabajando en las labores de rescate o limpieza y recuperación.


II: Toma de conciencia: Cuánta gente que hasta ahora había permanecido escéptica ante las denuncias de ecologistas y otros grupos sociales ha sido consciente, ante la magnitud del
desastre, de la nada alarmista realidad de los vaticinios; es triste, muy triste, que haya tenido que ser a consecuencia de esta tan enorme desgracia, pero también sabemos que hay quien continúa, aún hoy,
negándose a aceptar la evidencia de que todo ha sido consecuencia de una mala gestión; por eso, bienvenidas sean quienes han rectificado su pensamiento respecto a la situación de emergencia, porque esta toma de conciencia se está traduciendo, lo vemos día a día, en una postura positiva, en una disposición hacia la acción.

III: Unidad: La unidad se ha manifestado como consecuencia de la afinidad ante lo común de nuestra desgracia. El Mar Menor es nuestro, de toda la ciudadanía, no es propiedad de unas cuantas, y su salvación es cosa de todos, es cosa de todas. Esto quedó patente en la multitudinaria asamblea a la que se nos convocó a través de la
Federación de Asociaciones de Vecinos de Cartagena y Comarca, que registró una masiva asistencia que desbordó totalmente las previsiones. Hay que defender nuestra laguna, y tenemos que defenderla entre todas: fue ésa la postura unánime de la asamblea, una asamblea ciudadana que se articuló en diferentes comisiones de trabajo
para llevar a cabo cuantas acciones se precisen hasta que las distintas administraciones, de una vez por todas, se dispongan a acometer las tareas de salvación del Mar Menor.

La manifestación del día 30 de octubre no será el fin, será el principio de las acciones,
unas acciones de fuerza que continuaremos, una presión que ejerceremos sobre la administración regional y sobre las locales, sobre el estado central y sobre los poderes legislativo y judicial hasta conseguir nuestro objetivo: la salvación del Mar Menor.

Otro día volveremos a ocupar estas páginas
con las propuestas de acciones que unos niños y niñas, concienciados con la responsabilidad que todas tenemos hacia nuestro medio, han planteado; hoy, vamos a quedarnos solamente con esta triple enseñanza que hemos recibido: solidaridad, toma de conciencia y unidad de acción.


Y sobre todo, no lo olvidemos: #FuturoSeEscribeConVerde.      

martes, 10 de septiembre de 2019

TRAER LA NATURALEZA A LA CIUDAD



Una lección de historia sobre el mundo árabe la que podemos asimilar paseando por los jardines de la Alhambra y el Generalife: una constatación de los dos grandes amores (junto al que sentían por los caballos) de este pueblo: el amor por el agua, y el amor por las flores.
Fue aquí, en nuestra península, donde, acogido a un clima mucho más benigno que el del desierto, pudo dar rienda suelta a ese impulso cuasi erótico hacia la Naturaleza que, aún hoy, nos asombra y despierta nuestra admiración.
Fue en esta sociedad – a la que en los reinos hispanos se llamaba “mora” -  en la que se inspiraron nuestros cercanos antepasados del XIX, naturalistas, intelectuales, masones, liberales… que sostenían que la contemplación y la relación con la Naturaleza mejoraría considerablemente el comportamiento humano.


Nació entonces una preocupación por la higiene que, en un afán por mejorar las precarias condiciones sanitarias de las ciudades, se unió a la tendencia estética de mejora de la imagen urbana. Se pensaba que la plantación de árboles en las ciudades podría mejorar las condiciones de salubridad de la población; y así, entre finales del siglo XIX y el primer tercio del siglo XX, podemos apreciar esta preocupación en la evolución del paisaje urbano, en una democratización verde, en que el arbolado y la jardinería dejan de ser una característica de los palacios y las grandes mansiones, para abrirse a las plazas y vías públicas, para disfrute de la generalidad de la población.


Como un nuevo concepto de urbanismo, la ciudad equilibrada, nacen las ciudades jardín.  Asociarse con la Naturaleza, trayéndola hacia el centro de las ciudades, ha sido siempre el objetivo de las civilizaciones avanzadas, no lo olvidemos.
Centrándonos en la ciudad de Cartagena, en la que la tradición jardinera se remonta a la época romana, con una comunidad que llenó  las villas de la urbe con la máxima muestra de color que la mayor variedad de rosas que se podía apreciar en cualquier comunidad de la Tarraconensis, la comunión con la Naturaleza de la clase urbana volvió a manifestarse en los últimos años del XIX y los primeros del XX, cuando  en la zona que constituía el Ensanche, mientras se desecaban los humedales, se llevó a cabo la plantación de eucaliptus en la Alameda de San Antón, al tiempo que la población burguesa, con una mayor carga intelectual a la de décadas posteriores, con una altura cultural superior a la de las clases acomodadas anteriores, y una perspectiva progresista y avanzada, optaba por edificar su segunda vivienda en las zonas más alejadas de la humedad del casco histórico, como Los Dolores o Los Molinos (después Barrio de Peral); viviendas con amplios patios y jardines en que disfrutaban de las ventajas de la vida rural sin sus inconvenientes, compaginándola con la vida urbana.

El cambio social en Europa, tras la Gran Guerra, se reflejó en el nacimiento del “verde social”, acrecentándose el interés público por el paisaje.


Hacia el principio de los sesenta, en Cartagena, comienza a retroceder la ruralización, aunque todavía hasta los años setenta persistían en los alrededores del apeadero del Barrio de Peral palacetes rodeados de vegetación y las viviendas sencillas de las familias de clase media exhibían un limonero, un naranjo, y quizás una acacia o una jacaranda junto a los macizos de rosas – rosas, que no crecen en ningún lado con una lozanía tal como la que muestran aquí – o, en las casas más humildes, de geranios, pelargonios y gitanillas…


Nuestras abuelas y abuelos gozaban de las ventajas de esa naturaleza en miniatura, en oposición a la fiebre arboricida y la obsesión por el cemento de que alardeamos en esta Cartagena del siglo XXI.
Se trata de un claro retroceso. Signo del siglo XX: La ecología y la construcción, en una oposición constante. Paradójicamente, mientras la ciudad aumenta considerablemente su población con migrantes procedentes de las zonas rurales. Y no se trataba únicamente de la cesión del espacio al cemento, sino de la invasión del asfalto: los automóviles se apropian del paisaje, de modo que van desapareciendo plazas, jardines y calles arboladas para proceder a desdoblar carriles para su circulación o para ocuparlas con áreas de aparcamiento.  Los entrañables rincones en que antaño jugaban las criaturas y se paseaban o descansaban las personas adultas, entre árboles y flores, dejan de utilizarse por el ruido, por el peligro de accidentes, por la elevada contaminación…


¿Dónde ha quedado lo entrañable, lo recoleto, lo visitable, lo habitable…? Rendido a una filosofía urbana y paisajista opuesta a la tradicional de nuestra zona. Mientras los turistas contemplan encantados las palmeras del área urbana, o los grandes ficus que, afortunadamente, aún adornan algunas de nuestras plazas, las cartageneras y cartageneros deambulamos a pleno sol, mientras la administración local invierte en plantas inadecuadas para nuestro medio, debido a su elevado coste, a la exagerada cantidad de agua que necesitan para el riego, a la excesiva  necesidad de un mantenimiento con el que no se cuenta; plantas ajenas a nuestro ecosistema, a nuestra cultura, a la sostenibilidad; campos de golf y áreas residenciales plantadas de césped para disfrute de una minoría; barrios y diputaciones quedan abandonados sin zonas verdes, gastando sin embargo cantidades irracionales y desmesuradas del presupuesto para adornar el centro con plantas de temporada de corta duración. Todo ello, desde la improvisación o al servicio de intereses particulares.
Y no se trata de llorar por haber perdido los espacios de ocio y de higiene social, pues lo que hemos perdido, lo que continuamos perdiendo con nuestras áreas verdes es una importantísima herramienta para regular nuestra ciudad ecológicamente.



La jardinería urbana debe ser planificada, de manera participada, de manera que nos ayude en el diseño de una ciudad amable, una ciudad habitable y sostenible que sirva de disfrute, encuentro y comunicación entre sus habitantes, al servicio de la ciudadanía.
¿Cómo? Revalorizando el árbol como elemento que ofrece durabilidad y belleza, así como la variedad de espacios arbustivos que nuestra climatología nos permite, adecuando cada proyecto en base a criterios paisajistas y estéticos, conservando aquellos elementos paisajísticos de interés, controlando y regulando los espacios verdes privados, asegurando la biodiversidad y utilizando elementos materiales y coherentes con las necesidades urbanas.


Esto se puede llevar a cabo si hay voluntad política para ello; es posible, no se trata de una utopía, pues existen ya, en muchos lugares de Europa, experiencias en esa línea que demuestran su viabilidad, en coherencia con lo que las ciudades actuales y el medio ambiente nos exigen.
Es necesaria la creación de un equipo multidisciplinar previo a partir de un estudio sociológico para conocer las necesidades reales de la ciudadanía. Un equipo técnico con conocimiento actualizado de los problemas y los retos que plantea la jardinería urbana del siglo XXI. Los criterios básicos que se deben adoptar en el proyecto han de garantizar el mantenimiento sostenible, y cada uno de los que se lleven a cabo debe ir acompañado del costo de su supervisión y mantenimiento, todo dentro de lo que se conoce como “planes verdes”, es decir, planes especiales que ordenen los espacios libres dentro de muestro término municipal,programados en el Plan General de Ordenación Urbana, que tiendan a la mejora y la protección del paisaje de manera sostenible, para acercar la Naturaleza al ciudadano y la ciudadana de manera armoniosa, para corregir la contaminación y aumentar las áreas de ocio, al tiempo que se respeta y protege los elementos patrimoniales histórico culturales.
 Asimismo no podemos permitir que sigan destruyéndose los únicos pulmones con los que nuestra ciudad cuenta para satisfacer la demanda de intereses empresariales. La tala indiscriminada de un pinar supone un atentado gravísimo contra la Naturaleza de nuestro entorno, que pone de manifiesto el poco valor que se otorga a nuestros espacios verdes. En plena crisis climática, cuando tod sentido común nos empuja a la conservación de la exigua y maltratada vida vegetal de nuestra geografía, los poderes económicos continúan demostrando una falta de escrúpulos intolerable y nuestros representantes políticos una falta de responsabilidad escandalosa. 


Luchemos por esa Cartagena verde, por esa Cartagena amable, por una Cartagena en que recuperemos la parte de habitabilidad que hemos ido perdiendo, por una Cartagena del presente y para el futuro porque #FuturoSeEscribeConVerde.


*Para escribir este artículo me ha venido bien consultar el blog de José Elías Bonells JARDINES SIN FRONTERAS para tomar algunas ideas de "Síntesis de un programa de Jardinería Urbana". También he utilizado las aportaciones de Mar Tornero, trabajadora del servicio de jardinería.
Las fotos antiguas pertenecen a la colección Loty; las demás son dela colección de Equo Cartagena.

miércoles, 28 de agosto de 2019

EL MAR MENOR DE LOS NIÑOS (I) ENTREVISTA A FRANCISCO RUIZ SALMERÓN


EL MAR MENOR DE LOS NIÑOS

El Mar Menor, patrimonio de nuestra comarca, se encuentra ante un peligro cada vez mayor, a pesar de lo expresado por los negacionistas.

Nada que ver las aguas cristalinas de hace cuarenta años, recomendadas por su valor terapéutico; nada que ver el paraíso para la pesca, el baño y la navegación, que conocimos hace muy poco  tiempo, con el deterioro de la laguna que ahora contemplamos.
   
Durante este verano hemos asistido a una serie de iniciativas particulares y colectivas en pro de la defensa de esta joya cuya degradación se aprecia con cada vez mayor fuerza. Intentaremos dar a conocer a través de estas páginas algunas de ellas; y buscando entre todas, nos hemos decidido por comenzar con una experiencia que lleva ya tres años en funcionamiento: EL MAR MENOR DE LOS NIÑOS: Una iniciativa pedagógica que FRANCISCO RUIZ SALMERÓN, profesor de un colegio público cartagenero, el C.E.I.P. “LA ASOMADA” ha puesto en marcha con el grupo de niñas y niños de quienes es tutor.

Os ofrecemos, por cortesía de EQUO CARTAGENA, la entrevista que el partido verde le realizó el mes pasado.

ENTREVISTA DE EQUO A FRANCISCO RUIZ SALMERÓN:

Francisco Ruiz Salmerón
Francisco Ruiz Salmerón es profesor en el CEIP La Asomada, de Cartagena, y este mes de junio se despidió de su grupo de “Guardianes del Mar Menor”, protagonistas de la experiencia “El Mar Menor de los niños”, que empezaron a trabajar con él en Cuarto A, y que, tras tres intensos años en que nos han sorprendido gratamente a tantas personas adultas preocupadas por el futuro de nuestra laguna salada por su conciencia y su implicación en este problema ecológico, abandonan el centro, una vez concluida su Educación Primaria.

Este maestro de 39 años, vinculado al Mar Menor desde niño, licenciado en Ciencias de la Actividad Física y el Deporte, no se ha dedicado siempre a la docencia, sino que comenzó su andadura profesional como fisioterapeuta. Acabó la diplomatura en 2001, fue de Erasmus a Lieja y de becario Leonardo a Bruselas, para marchar después a París, donde trabajó en la Asistencia Pública Hospitales de París (APHP) en dos centros diferentes, uno de ellos pediátrico, y al volver de Francia en 2006 comenzó a llevar a cabo sustituciones en el Servicio Murciano de Salud. Decano del Colegio de Fisioterapeutas durante tres años, trabajó para la CARM desde 2009 hasta 2014 y en esos cinco cursos entendió que la Educación era una aventura apasionante en la que embarcarse. Su último trabajo como Fisioterapeuta fue en el Hospital de Yecla entre 2014 y 2016, donde coordinó el seminario de trabajo que elaboró la “Guía Básica de Fisioterapia Educativa”.

Fue entonces, en el año 2016, cuando sus manos le dijeron basta, y le operaron del síndrome del túnel carpiano en ambas, y ese mismo verano se presentó a las oposiciones de Enseñanza Primaria por la especialidad de Lengua Extranjera: Inglés. Trabaja desde entonces como docente en el Colegio Público de La Asomada, donde anteriormente lo había hecho como Fisioterapeuta Educativo.

Grupo de Sexto A. Colegio LaAsomada
E: Francisco, en primer lugar, nos gustaría saber cuándo y cómo surgió la idea de este proyecto, si se trató de una iniciativa personal o del equipo docente o, más bien, fue una propuesta del alumnado:         
F: Todo empezó en mayo-junio de 2018 y fue de modo casual, a raíz de una excursión que programamos para final de curso, con el temario acabado, y no pudimos realizar. En lugar de ir a Los Nietos, donde no pudimos dirigirnos en el último momento, por su mal estado, les expliqué a los alumnos por qué no lo habíamos podido hacer, para que supieran que no había sido capricho nuestro. Creo que hay que explicar a los niños las cosas, porque así es como aprenden. De ahí surgió su interés y seguir analizando más problemas del Mar Menor y de La Manga y sus posibles soluciones; porque al explicarles qué era la eutrofización y lo que había pasado en el Mar Menor, aproveché para recordarles que en la Asamblea Regional nos habían explicado que la población podía proponer ideas y nuevas leyes.
Como para ahondar en el estudio Mar Menor hicimos un pequeño trabajo de investigación a partir de un artículo de prensa que hablaba de vertidos, se “engancharon” y seguimos trabajando hasta el final de curso dándole una finalidad. Pensamos en buscar propuestas de solución para cada problema y si eran interesantes, proponérselas al Presidente de la Comunidad Autónoma, a la Presidenta de la Asamblea Regional y al Director General del Mar Menor. Jamás pensamos que podríamos llegar tan lejos, pero ilusión para trabajar no les faltó, ha sido el trabajo más motivante para ellos y ellas en estos tres años en que he estado a su lado como tutor del grupo.

E: Antes de ello, ¿habías tenido con el alumnado alguna experiencia previa en relación con el Medio Ambiente?
F: Cuando entré en Cuarto siendo nuevo como tutor, en los primeros días apareció una mantis en el patio y algunos niños querían apedrearla. Les expliqué que a mí me daban mucho miedo desde pequeño, porque parecen extraterrestres, pero que aunque no sean “bonitas” como un cachorro de oso o un conejo, son necesarias. Hicimos una investigación y vimos un documental y desde entonces se convirtieron en defensores de las mantis que aparecían en el Huerto Escolar, que es referente en Cartagena y en la Región de Murcia.
Al hablar de las cadenas tróficas, del huerto y de la naturaleza en general, siempre sale el tema del cuidado del medio ambiente, tan necesario para que la vida se abra paso. Creo que no hay mejor centro de interés que la Naturaleza.

E: ¿Has tenido contacto anterior con algún grupo ecologista?
F: Me gusta la naturaleza y cuando puedo necesito conectar con el campo, el monte o el mar porque tantas prisas, tráfico, conectividad… termina superándonos. He participado en diferentes actividades: anillamiento con ANSE, limpieza con Greenpeace, concienciación en diferentes momentos. Ahora considero que “El Mar Menor de los Niños” trabaja en sinergia con todo aquel que ama nuestro Planeta y sus seres vivos y paisajes.

E: ¿Habías investigado sobre el Mar Menor o sobre la contaminación marina, en general, antes de trabajar en esto?
F: Es un tema que me interesaba mucho. He tenido bastante trato con el Mar Menor porque fui fisioterapeuta de San Pedro del Pinatar y trabajé allí en balnearios de termas, viví en San Javier mientras estudiaba CAFD y veraneo en La Manga prácticamente desde toda mi vida. Creo que todos hemos aprendido a valorarlo mucho más tras estar a punto de perderlo por completo.

E: ¿Hasta qué punto el resto del claustro se ha sentido implicado en el tema?
F: El Colegio La Asomada tiene una historia de compromiso social con sus alumnos y de educación en valores y en temas regionales que le ha llevado a ganar premios en diversas ocasiones. En la fase final del trabajo del alumnado (verano 2018), terminando el Quinto Curso, fueron por las clases, al comedor, al despacho… y preguntaron a todo el personal del Centro y maestros cuáles eran sus propuestas o qué problemas había en el Mar Menor y en La Manga. En este curso recién finalizado hemos vivido muchas emociones como la visita del Presidente de la Región de Murcia, visita de Pablo Ros, vídeos y debate con @MarMenorKO y diversas intervenciones en medios de comunicación y visitas o mensajes de personas agradecidas y felices por este trabajo.

E: En cuanto a las familias ¿Se han sentido involucradas respecto al trabajo que estás llevando a cabo? Nos gustaría saber la manera en que se lo expusiste y cuáles han sido las reacciones.
F: Las madres y padres han acabado encantados con el proyecto sobre el Mar Menor porque han visto que en casa se hablaba del medio ambiente y había una gran concienciación. Cuando en el verano de 2018 irrumpió mediáticamente el proyecto y las primeras propuestas, muchos de la clase estaban de vacaciones y fueron, en principio, tres “portavoces”: Lázaro, Iván y Laura. A los padres les comunicamos que íbamos a tener una sección en “El Tiempo” de La 7, los domingos, y fueron conociendo a fondo todo e implicándose más hasta el punto de aportar ideas y propuestas.

E: ¿Había habido en el centro, previamente, alguna experiencia similar anterior?
F: Como te he dicho, La Asomada ha ganado premios regionales importantes. Solamente con pasearte por los pasillos se puede ver una maqueta asombrosa de la Asamblea Regional y dos murales de los municipios de la Región realizadas en forma de mosaicos de piedrecitas de colores. Yo solamente llevo tres años pero ha habido grandes maestros que he tenido el placer de conocer: Encarna Cánovas, Mariano López Beltrán, Pepe Morales, Pedro Cárdenas, Pedro Bernal, entre otros muchos… Cuando se pone el corazón y el alumnado te sigue y conecta, surgen cosas asombrosas. También tengo en activo a grandes personas que lo dan todo en el día a día y desde hace años. Eso es lo maravilloso de La Asomada. En su himno dice que “es especial”.
Visita de Javier Celdrán, el pasado junio

E: Y, en cuanto a la repercusión de puertas afuera de la escuela, ¿qué nos dices?
F: Muchísima. El Presidente del Consejo Escolar dedicó su mensaje de bienvenida del curso 2018/2019 al mensaje ecologista, positivo y de implicación ciudadana de este proyecto. A través de Twitter, Facebook e Instagram han llegado muchas muestras de apoyo y por correo; también regalos, e incluso alguna excursión para la clase. Ha sido un año para recordar siempre y para aprender mucho sobre el Mar Menor.

Curso 2018-19; Mensaje de bienvenida del Consejo Escolar Regional dedicada
al proyecto llevado a cabo por el 6º curso de Primaria de La Asomada

E: Y aparte de las menciones, ¿se ha recibido apoyos o no por parte de la Administración Educativa? Esta experiencia, ¿la compartes o has compartido con compañeros/as de otros centros? ¿Estás trabajando en equipo, en algún seminario, o has puesto en común los resultados de la experiencia con algún MRP o publicado algo al respecto en alguna revista pedagógica?
F: En cuanto a lo primero, el curso escolar se inauguró el año pasado en Cartagena con la visita del Presidente y de la Consejera de Educación a nuestro centro. Creo que es algo bonito y simbólico, no creo que fuera por casualidad. En mayo se me invitó a explicar en una ponencia dentro de un curso del Centro de Profesores y Recursos como había sido la iniciativa. También tengo que decir que los responsables de Educarm lo han difundido por redes sociales. Personalmente, pienso que hemos recibido respaldo de prácticamente todo el mundo.  
¿Puesta en común del trabajo? El proyecto está actualizado hasta noviembre – diciembre de 2018 pero falta mucho todavía para que vea la luz. Este año hemos trabajado nuevas ideas pero también llevo tres redes sociales y lo que es evidente y está claro es que la prioridad es que los alumnos aprendan de todas las asignaturas para completar el currículo.
El grupo, cuando cursaba el 5º nivel
Antes de terminar el Sexto Curso, el alumnado mostró su interés en que el proyecto siguiera conmigo este nuevo curso y manifestaron que intentarían  seguir vinculados desde el Instituto.
Con respecto a compartir, todo aquel que lo desee puede disponer del PDF donde está la historia de lo que han hecho y sus 212 propuestas. La colaboración más llamativa es la de mi compañera Ana Belén Martínez que trabajó con el proyecto distintas exposiciones de sus alumnos y buscó la implicación del Instituto de La Manga, donde ella trabaja, con la maravillosa ventaja de que esas propuestas se basan en el Mar Menor y en la propia Manga.
La participación en el curso del CPR gustó mucho y estoy abierto a volver a acudir o con algunos alumnos. También dentro de “Pacto por el Mar Menor” nos han pedido participar en dos jornadas ciudadanas de divulgación como un ejemplo de intervención educativa y estamos muy contentos de poder colaborar siempre que se nos solicite y podamos.

Francisco, con su hija Noa,
una futura ecologista
E: ¿Ha habido repercusión en relación a las entidades locales o regionales en otros ámbitos distintos al educativo?
F: Sí, y muy positiva. Desde un proyecto europeo de dinamización turística llamado E-Azul invitaron a toda la clase a un paseo en barco por el Mar Menor como reconocimiento a las ideas que sirvieron para reflexionar sobre la mejora y sostenibilidad del turismo. También acudieron tres alumnos a la Universidad de Murcia, al CEBAS, para exponer las propuestas dentro del proyecto europeo COASTAL para dinamizar aunando zonas rurales y costeras. A través de Twitter también se mostró interés desde la iniciativa “La Manga 365” para que enviáramos las ideas por si eran de utilidad. No hay nada más educativo que poder ver que un trabajo escolar es reconocido como útil. La clase ha entendido y agradece la grandeza de esos gestos y de muchos otros que sería imposible nombrar. Han sido un montón. Gracias a todas las personas que se han involucrado, de verdad.

E: ¿A qué conclusiones has llegado en tu evaluación, según el aspecto educativo y desde la perspectiva de la trascendencia y la difusión a la sociedad?
F: Los adultos en ocasiones somos muy simples. Llega el verano y si te vas a la playa, te bañas, tomas el sol e intentas desconectar, pero no te comprometes con los problemas locales o medioambientales. En el caso de mi clase ha sido al contrario, han analizado los problemas para dar ideas geniales que creo que deberíamos escuchar y poner en marcha, por ejemplo: una Vía Verde o itinerario ecoturístico que sea continuo (aunque no sea siempre en primera línea de la playa y sin que afecte a espacios naturales) completando el “círculo” desde Lo Pagán hasta Veneziola, bordeando cerca de la costa; una pasarela sobreelevada en Mar Mediterráneo de La Manga para conservar dunas y proteger a tortugas bobas que puedan anidar (evitando paseos de cemento y losa que se pierden con el temporal y son definitivos y “mortales” para las dunas); crear una Red de Chiringuitos Sostenibles en la costa que no use plástico y en su lugar materiales biodegradables; un barco eólico solar como el del lago de Sanabria (Zamora) para paseos turísticos sostenibles… y así hasta 212.
Concluyendo, creo que son niñas y niños que han puesto su corazón en hacer un trabajo que no sabían ni sabíamos que podía llegar tan lejos ni ser un referente para muchas personas. Lo han hecho creyendo en lo que decían y escribían y dibujaban y con sinceridad y honestidad. Para mí ha sido un regalo tenerlos como alumnado y poder coordinar y “traducir a un lenguaje más adulto” sus propuestas e ideas. Una sociedad que escucha a sus jóvenes, aunque sean aún niñas y niños, va a proyectar en positivo lo que digan como cambios de futuro y van a contribuir a tener ciudadanos que crean en su clase política y en el valor de las ideas.

E: Ideas que esperamos sean tenidas en cuenta por esa clase política a la que aludes.
F: Ojalá que en breve podamos ver muchas materializadas.

E: Así sea. Muchas gracias, Francisco, por tu disposición a responder a nuestras preguntas.
F: A vosotros, muchas gracias por todo. Un saludo para todos los lectores.